Me haces agua de miel amarga
en tu boca de piel
sin alma,
cuando la saliva de tu ser,
el aroma de tu boca,
lame las venas de mi cuerpo
(lo duerme, lo huele, lo toca)
Después viene la memoria,
azota el tiempo con el olvido
inclemente,
me borra de la faz
terrestre
lujuria de mi sueño hirviente,
de ti, impaciente;
de tu recuerdo instantáneo, fugaz.
Podemos hacer
las olas del viento
sin soñarnos más
que suspirando por dormir
siderales, infinitos,
orgásmicos,
alejados de la realidad
llena de vestidos de mil insomnios
desnudos,
con sólo retazos de su ropa,
¡despojos!
deshaciéndonos...
de gota en gota.