Desde las montañas viajaron murmurando secretos,
las lluvias de otoño.
Tras las ventanas se veían bailando esqueletos
de exactos contornos.
El camino se desdibuja tras la corriente de viento y agua.
Las hojas se mueven
como universos de colores dementes al ritmo de danzas:
silencios que se resueleven
en pasos precisos sobre un mundo ceniciento y acabado…
donde se ha hecho tarde,
donde nada se hace sino reír y danzar hasta estar borracho;
embriagado con la carne.
Mundo de misterios donde las palabras palpitan, descansan
sobre los pilares descalzos
de un cielo que se repite y cuando sus ráfagas levantan
significados mutilados...
Desde las montañas viajaron murmurando secretos,
las lluvias de otoño.
Tras las ventanas se veían bailando esqueletos
de exactos contornos…
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